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El honor se tributa a una persona como prueba del bien que hay en ella

Tomás de Aquino
Fecha acuerdo
Padrinos
José Ángel Villar Rivacoba, Rafael Núñez-Lagos
Semblanza

Me corresponde presentar en este solemne acto al profesor Frank Avignone con motivo de su nombramiento como doctor honoris causa por la Universidad de Zaragoza. Este hecho supone, tanto para mí como para nuestro grupo de investigación en Física Nuclear y Astropartículas, un auténtico orgullo desde el punto de vista científico, pero es también un motivo de gran alegría por la amistad que nos une desde hace más de veinte años.

Me consta que este nombramiento no es para el profesor Avignone uno más entre la larga lista de premios y distinciones que ha recibido a lo largo de su carrera. Abusando un poco de su confianza, permítanme que les lea parte del mensaje que me envió cuando le comuniqué el acuerdo de su nombramiento. Decía así: “En estos momentos me siento muy agradecido por tu amistad y enormemente honrado por esa Universidad al concederme esta distinción. Desde los primeros días en que comencé a trabajar con Ángel, con Julio, contigo y con todos mis amigos de allí, siempre he sentido que la Universidad de Zaragoza era, de alguna manera, mi Universidad”.

Aunque reconozco que es difícil evitar una cierta subjetividad al hablar de una persona a la que conoces y aprecias, creo que soy sincero si digo que hablar de Frank Avignone, de Frank, o simplemente de Paco, como lo llamamos en muchas ocasiones fruto de la confianza, es hablar de un excelente científico pero, por encima de todo, es hablar de una persona tremendamente activa, independientemente de las circunstancias y de los años que, además, posee un carácter extraordinariamente afable.

El profesor Avignone nace un 9 de mayo de 1933 en Nueva York y es en esta ciudad donde realiza sus primeros estudios. Tras su graduación cambia su tarea de estudiante por la de soldado de la Marina de los Estados Unidos en el frente de Corea entre 1952 y 1957. A su regreso, ingresa en el Georgia Institute of Technology donde obtiene en 1962 el Máster en Ciencias y, tres años más tarde, el doctorado en Física. Ese mismo año, 1965, consigue una plaza de profesor en la Universidad de Carolina del Sur, concretamente en el Departamento de Física y Astronomía del que será director entre 1979 y 1998, y será en esta Universidad donde ya desarrollará toda su carrera docente e investigadora hasta la jubilación.

No resulta exagerado decir que se trata de uno de los científicos de referencia en el campo de la Física de Neutrinos y de la Física de Astropartículas, en cuya temática ha publicado unos 250 artículos científicos y ha dirigido 20 tesis doctorales. Por otro lado, sería prolijo enumerar aquí los méritos que ha ido acumulando a lo largo de los años pero, a título orientativo, sirva decir que ha sido director de la sección sudeste de la Sociedad Americana de Física, Premio Russell en Ciencia e Ingeniería, Medalla Jesse W. Beams de la Sociedad Americana de Física, Premio Gobernador de Carolina del Sur a la excelencia científica, Premio al liderazgo científico otorgado por las 87 Universidades Americanas Asociadas al Laboratorio Nacional de Oak Ridge, doctor honoris causa por la Universidad de Buenos Aires (Argentina), etc.

Durante 50 años ha centrado su interés en el estudio de las interacciones elementales de los neutrinos, la estructura nuclear experimental y, más recientemente, en los test a baja energía de las Teorías de Gran Unificación. En concreto, su figura se vincula internacionalmente a las investigaciones sobre el proceso de desintegración doble beta, aunque también se encuentra involucrado en experimentos sobre axiones y su acoplamiento a fotones y en la búsqueda de la materia oscura del universo.

En 1985, en colaboración con el Instituto de Estudios Nucleares de la Universidad de Bordeaux-Gradignan, nuestro grupo de investigación de la Universidad de Zaragoza, dirigido por el profesor Ángel Morales, llevó a cabo un experimento sobre la desintegración doble beta del 76Ge en el Laboratorio Subterráneo de Modane, en el túnel de Frejus (Francia). Posteriormente, en 1986, con el propósito de poder realizar nuevos experimentos sobre esta temática en España, poníamos en marcha unas pequeñas instalaciones subterráneas, de escasamente 12 metros cuadrados, en el túnel ferroviario de Canfranc, que se encontraba fuera de servicio desde hacía varios años. En estas instalaciones, desarrollamos un nuevo experimento de desintegración doble beta y fue precisamente la asistencia a uno de los congresos internacionales de la especialidad con objeto de presentar los resultados de este experimento, la que propició el encuentro del profesor Morales y el profesor Avignone. A esta primera toma de contacto seguirían diversas reuniones y el intercambio de muy diversa información científica, concluyendo en 1988, con el acuerdo de aunar esfuerzos y crear un equipo conjunto de investigación altamente competitivo sobre la desintegración doble beta. Se iniciaba de esta manera una colaboración muy fructífera que, a día de hoy, pasa ya sobradamente de los 20 años. Eran también los inicios del Laboratorio Subterráneo de Canfranc y, de hecho, puede decirse que el profesor Avignone lo vio nacer, ha conocido todas sus ampliaciones y se ha convertido en uno de sus más firmes impulsores a nivel internacional.

Posteriormente, con el propósito de llevar a cabo un experimento de desintegración doble beta de nueva generación, la colaboración de la Universidad de Zaragoza y de la Universidad de Carolina del Sur se dirigió a otros grupos experimentales expertos en este tipo de física que desearan formar parte del nuevo experimento. Se incorporaron así el Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico de los Estados Unidos, dirigido por el doctor Ron Brodzinski; el Instituto de Física Nuclear de Moscú, dirigido por el profesor Alexander Pomansky; y el Instituto de Física Teórica y Experimental de Moscú, dirigido por el profesor Igor Kirpichnikov. Este experimento recibió el nombre de IGEX “International Germanium Experiment” y estuvo en funcionamiento en el Laboratorio Subterráneo de Canfranc hasta el año 2000. A día de hoy, IGEX sigue manteniendo uno de los dos mejores límites mundiales para la vida media de la desintegración doble beta sin neutrinos del 76Ge.

Sin embargo, no fue IGEX el único experimento que realizamos juntos. Por el camino están otros experimentos como SOLAX, COSME, DEMOS, CUORICINO, CUORE, CAST, etc., muchos de ellos fruto de nuevas colaboraciones internacionales. Esta prolija actividad científica fue dando lugar, durante todos estos años, a numerosas estancias de investigación en la Universidad de Zaragoza y en el Laboratorio Subterráneo de Canfranc, tanto del profesor Avignone como de sus discípulos, pero, sobre todo, se ha traducido en cientos y cientos de horas de trabajo en colaboración cuyos resultados se han plasmado en 60 publicaciones científicas conjuntas.

Si después de tantos años, tuviera que enumerar las tres características que definen mejor el carácter de Frank Avignone, éstas serían su permanente curiosidad científica, su dinamismo vital y su capacidad de liderazgo. Por ello, no resulta extraño que al alcanzar la edad reglamentaria, la Universidad de Carolina del Sur manifestase al profesor Avignone su deseo de que siguiera vinculado a su Universidad y para ello, creó por primera vez en su historia una plaza vitalicia ad-hoc (el First Carolina Endowed Professor) que le permite mantener la increíble actividad que siempre le ha caracterizado y que se traduce, entre otras cosas, en permanentes viajes de un lado para otro del planeta. En la actualidad, su principal labor investigadora se reparte entre dos proyectos: el desarrollo de un Observatorio Criogénico Subterráneo de Sucesos raros, CUORE, para la búsqueda de la doble desintegración beta sin emisión de neutrinos del 130Te, que se llevará a cabo en el Laboratorio Nacional de Gran Sasso (Italia) y del que es responsable del grupo de producción electrónica; y el desarrollo de un proyecto de investigación sobre la desintegración doble beta sin emisión de neutrinos del 76Ge, MAJORANA, financiado con 22 millones de dólares, en el que participan 5 laboratorios nacionales americanos y otras 9 universidades. Él es el portavoz y responsable del grupo de trabajo sobre purificación y producción de germanio.

Una faceta menos conocida de Frank Avignone, a la que ya me he referido anteriormente, es su relación y colaboración prácticamente permanente con el Laboratorio Subterráneo de Canfranc, del que se siente un miembro más. No en vano, ha participado durante los 25 años de existencia del laboratorio en experimentos y actividades científicas, ha conocido todas sus vicisitudes y lo ha visto hacerse un hueco en el contexto internacional. Frank Avignone siempre ha estado allí, en la primera línea, apoyándolo. No es de extrañar, por tanto, que cuando se constituyó el Comité Científico Asesor Internacional del Laboratorio, el científico elegido para ser presidente de dicho Comité fuese precisamente el profesor Frank Avignone.

En resumen, creo que aquella colaboración que iniciaron los profesores Morales y Avignone en 1988 ha producido excelentes resultados científicos y ha permitido recibir una mejor formación experimental a varios de los investigadores más jóvenes de ambas Universidades. Pero, por encima de todo, nos ha permitido conocer la valía científica y personal de Frank Avignone y, por ello, su nombramiento como doctor honoris causa por la Universidad de Zaragoza fue recibido con enorme satisfacción por nuestro grupo de investigación. Además, este nombramiento le permitirá al profesor Avignone, ahora ya sí de una manera oficial, sentirse miembro de pleno derecho del Claustro Científico de la Universidad de Zaragoza.

Para acabar, quiero aprovechar también este acto para expresar nuestro reconocimiento y afecto a Ángel, Julio, Ron y Sasha, excelentes científicos y compañeros que quedaron atrás en el transcurso de la colaboración, porque sin su participación esta apasionante aventura que hemos vivido durante más de 20 años no hubiera sido posible.

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José Ángel Villar Rivacoba

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