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El honor se tributa a una persona como prueba del bien que hay en ella

Tomás de Aquino

Gerold Hilty

Gerold Hilty
Fecha acuerdo
Padrinos
Tadeo Félix Monge Casao, José Francisco Val Álvaro
Semblanza

Para ser justos, éste habría de ser el título “Desde la amistad” para la presente laudiatio en el solemne acto para la investidura del profesor doctor Gerold Hilty como doctor honoris causa de la Universidad de Zaragoza.

Y ello, por varias razones. En primer lugar, porque nuestra amistad es, efectivamente muy antigua. Nada menos que desde el curso académico 1952-1953. Casi cincuenta años, pues.

Fue en Madrid. Vivíamos los dos entonces en la residencia de investigadores del CSIC (en los altos de Pinar, en la bautizada por Juan Ramón Jiménez como “colina de los chopos”).

Éramos también los dos únicos residentes dedicados al estudio de la lengua y literatura españolas.

Yo, inicialmente, no me preocupé de él. Supe que era suizo y que venía de la Universidad de Zúrich, pero ya saben ustedes que los suizos –y en particular, los suizos de la Suiza germánica- tienen fama de ser gente aburrida.

Así que me desentendí de él. Pero al terminar el curso me dijo que se volvía a su tierra.

Y entonces sí que sentí remordimientos.

Habíamos vivido juntos varios meses en la misma casa y apenas habíamos hablado. Para compensar tan magro contacto le propuse que saliéramos a cenar.

La cena fue un éxito. A las dos de la mañana ya nos tuteábamos.

Y entonces me dijo que el lectorado de la Universidad de Zúrich estaba vacante y que yo le parecía una persona muy adecuada para ocuparlo. He de decir que Gerold Hilty, a punto de terminar sus estudios, tenía gran predicamento entre estudiantes y profesores y que una recomendación suya podía ser determinante.

Y se volvió a Zúrich, siguiendo con su proyecto, pero regresó más tarde a Madrid (¡otra vez a la residencia del Consejo!). Y la amistad siguió creciendo.

A fines de octubre de 1953 me trasladé yo mismo a Zúrich para iniciar una muy prolongada estancia allí, Fueron en total veintiséis semestres consecutivos, muy fecundos para mí tanto en el plano intelectual como en el humano.

Entre tanto, Gerold Hilty ya se había doctorado con la calificación máxima (Summa cum laude, muy poco frecuente allí), y era asistente en el Seminario Románico de la Universidad de Zúrich.

Y al propio tiempo, subteniente en el ejército suizo (equivalía, aproximadamente, al alférez español). (Una de las características es –o era: no lo sé- la posibilidad de simultanear las dos carreras, la civil y la militar) En total estuvo en el ejército suizo seis años: unos dos mil días.

Pero claro que sus méritos militares no han pesado para su designación como doctor honoris causa por la Universidad de Zaragoza.

Su primera obra importante fue la edición del Libro conplido en los iudizios de las estrellas, de Aly ben Ragel, una traducción realizada en la corte de Alfonso X El Sabio (así pues, en el siglo XIII).

Se trata de una obra astrológica extensa, copiada por el propio Hilty y que va además precedida de una introducción, debida también a Hilty, y que, para mí, es la mejor introducción al estudio del comienzo de la prosa literaria castellana.

Es modélica en su género, y me parece el mejor ensayo existente sobre este tema tan importante y poco estudiado. Fue su tesis de doctorado.

Fue editada (¡y muy bien!) por la RAE en 1954.

El tema ha seguido preocupándole. Así, en 1982, publica en BIBLOS un extenso estudio sobre la versión portuguesa del mismo Libro conplido. Y me dijo hace menos de dos meses que todavía piensa editar otro manuscrito de la misma obra.

Hilty, como acabo de decirles, comenzó, pues, como hispanista, pero al ocurrir la jubilación obligada de Arnald Steiger, se orientó más decididamente hacia la filología francesa.

En 1966 publica “Die Romanisierungen in den Strassburger Eiden” (V.R. 25:227-235), en 1968, “La Séquence de Sainte Eulalie et les origines de la langue littéraire française” (V.R., 27:4-18), estudios ambos de gran importancia por ocuparse de las primeras huellas, de los primeros balbuceos, con influjo francés. Y lo mismo, en 1973, “Les serments de Strasbourg”, en el volumen de homenaje a Straka, y “Les origines de la langue littéraire française” (V.R., 32: 254-271). Y todavía en el mismo año 1973, pero ocupándose de literatura francesa contemporánea, “Imaginatio reflexa. À propos du style reflecteur dans La Modification de Butor”. Al año siguiente (1974), y atraído ya por la comparación entre las lenguas francesa y alemana, publica el excelente manual pedagógico Langue française. Phonétique, Morphologie, Syntaxe. Différences de structure entre le française et l’allemand. Y se suceden los estudios hasta el día de hoy con temas de lingüística y filología francesa.

Pero por eso no abandonó la dedicación a la filología española.

En 1964 –diez años después de su tesis de doctorado- publica “Die Judin von Toledo. Grillparzer und Lope de Vega als verschiedene Gestalter des gleichen Motivs” (RF, 76: 124-154) y cinco años después (1969), “Zur Struktur der Novelas ejemplares von Cervantes” (en Homenaje a Max Wehrli, pp. 367-386).

Al año siguiente (1970), “La poésie mozarabe” (en Homenaje a Albert Henry, pp. 85-100).

Y de nuevo al año siguiente (1971), “ZELOSUS im iberoromanischen” (en Homenaje a Harri Meier, pp. 227-252)

En 1978, “El Cid en Alcocer” (en Homenaje a Reto R. Bezzola, pp. 173-185).

En 1981, “Die Zweisprachige Alba” (en Homenaje a Wandruszka, pp. 43-51)

Y en el mismo año (1981), “La lengua del Auto de los Reyes Magos” (en Homenaje a Coseriu, V, pp. 289-330).

Finalmente, y saltando sobre otros títulos “Una variedad dialectal castellano-aragonesa de los siglos XI a XIII (en Actas de la reunión de los hispanistas alemanes, Hamburgo, 1986, pp. 255-264)

¡También, pues, la curiosidad de Hilty se ha extendido a temas aragoneses!

He elegido estos ejemplos –de entre los muchos que podrían aducirse- como muestra de sus dos direcciones de trabajo privilegiadas.

Pero tiene también trabajos publicados sobre los ámbitos italiano, rético, portugués, catalán, judeo-español, mozárabe, y dialectos del noroeste de la Suiza alemánica, que a todos estos dominios se ha extendido su curiosidad científica.

¿No es impresionante?

Y todavía es inexcusable añadir que ha sido decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zúrich de 1976 a 1978 y rector de la misma Universidad (¡su Universidad desde su época de estudiante hasta su jubilación!) de 1980 a 1982. (En ambos casos, pues, durante los dos años reglamentarios)

En 1987 se publicó el volumen de homenaje que le ofrecieron sus amigos y discípulos. Su título fue Romania Ingeniosa, título inspirado en un pasaje de la Vita Galli que reza: Isti Romani ingeniosi sunt. “Ingenioso” en este mismo sentido clásico lo es también Gerold Hilty. Y no digamos su producción científica.

En particular, y con esto querría terminar, su dedicación preferida en la penúltima etapa de su vida científica (y digo penúltima porque estamos ahora en la última, que, por cierto, no ha terminado aún), la semántica, dominio que ha ilustrado con contribuciones fundamentales, hasta el punto de ser uno de los “guías” en el desarrollo de la disciplina.

Querido Geraldo: La Universidad de Zaragoza –ahora también tuya- y tus amigos de aquí te deseamos un largo periodo de fecundidad científica.

Como se dice en el Avant-propos de tu homenaje: Ad multos annos!

Autor semblanza
Tadeo Félix Monge Casao