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El honor se tributa a una persona como prueba del bien que hay en ella

Tomás de Aquino

Giuseppe Attardi

Giuseppe Attardi
Fecha acuerdo
Padrinos
Julio Montoya Villarroya, Carlos Gómez-Moreno Calera
Semblanza

Primer representante de la Bioquímica y Biología Molecular investido doctor honoris causa por la Universidad de Zaragoza.

Giuseppe Attardi nació Italia, en 1923. Se graduó en Medicina en la Universidad de Padua en 1947. Su carrera investigadora comenzó en el departamento de Histología y Embriología de la Facultad de Medicina de la citada universidad, y su primera aventura científica culminó con el descubrimiento de lo que él llamó, y cito textualmente, “corazón portal [.....] ese prodigio de hidrodinámica fisiológica que es [.....] la vena porta de los roedores”. El trabajo se publicó en 1955 en la prestigiosa revista Nature. Posteriormente, su interés científico se dirigió hacia la emergente área del papel del RNA en la función celular lo que le llevó a trabajar al Instituto Karolinska de Estocolmo.

Más tarde, y después de realizar estudios de física en la Universidad de Padua, Rita Levi-Montalcini (Premio Nobel de Medicina) le animó a irse a Estados Unidos, y así se desplazó en 1957 a la Washington University de Saint Louis a trabajar en el departamento dirigido por Arthur Kornberg (Premio Nobel de Medicina). En 1959 se fue al laboratorio de Renato Dulbecco (Premio Nobel de Medicina), en el California Institute of Technology, donde puso evidencia que los virus-RNA animales pueden dirigir la síntesis de proteínas específicas de los virus en las células infectadas. En 1960 regresó a Europa incorporándose al grupo de François Jacob (Premio Nobel de Medicina) en el Instituto Pasteur de París, donde demostró de que los genes pueden regularse por activación y represión de su transcripción en RNA.

En 1963 regresó de nuevo al California Institute of Technology como profesor, centro en el que ha permanecido hasta la fecha. A partir de entonces, su trabajo se dirigió al estudio del RNA mensajero de células animales, lo que condujo al descubrimiento del RNA nuclear heterogéneo. En este momento se decidió a investigar el sistema genético mitocondrial en células humanas, genoma que acababa de descubrirse. En 1967 descubrió el RNA mitocondrial, un poco más tarde los ribosomas mitocondriales, y comenzó a caracterizar las proteínas codificadas en este sistema genético. Durante los veinte años siguientes caracterizó, en diversas fases, según iban avanzando las técnicas de estudio, los distintos RNA mitocondriales y, por fin, con la secuenciación, determinó la estructura de los mismos, con sus características tan particulares, los mapeó y propuso un modelo de transcripción del DNA mitocondrial y de procesamiento del RNA que él llamó “modelo de puntuación por tRNA”. Paralelamente, comenzó a secuenciar el DNA y determinó el lugar donde comienza la replicación del DNA. Todo este trabajo tan intensivo, y en combinación con la determinación de la secuencia completa del DNA mitocondrial, que se realizó en el laboratorio de Federick Sanger (Premio Nobel), dio como resultado la elucidación de la estructura, contenido genético y el modo de expresión y regulación del genoma mitocondrial humano. Estos resultados aparecieron publicados conjuntamente en 1981 en tres artículos de un mismo número de la revista Nature y suponían la primera descripción completa de un genoma, lo que llevó a considerarlo como un hito histórico en la bioquímica. Casi al mismo tiempo, identificó y localizó en los complejos respiratorios todas las proteínas que estaban codificadas en el genoma. Después descubrió un factor que controla la terminación de la transcripción.

En 1989 se descubrieron las enfermedades genéticas humanas debidas a mutaciones en el DNA mitocondrial. Son enfermedades debidas a una deficiencia en la producción de energía en forma de ATP, provocada por un fallo funcional de las proteínas del sistema de fosforilación oxidativa. El profesor Attardi nunca quiso buscar mutaciones causantes de estas enfermedades, pero durante años estuvo planeando cómo estudiar el mecanismo molecular de la patogenicidad que producirían estas mutaciones cuando se encontrasen. Así, preparó líneas celulares a las que eliminó el DNA mitocondrial (células ?0), y dio a conocer un método para transferir mitocondrias de pacientes con mutaciones en el DNA mitocondrial a estas células carentes de genoma. Ello permitía estudiar en un contexto nuclear normal el efecto fisiopatológico de la mutación. De este modo, ha mostrado el mecanismo de patogenicidad de las mutaciones que causan enfermedades neurológicas.

En la actualidad, lidera un programa de investigación sobre la regulación de la expresión del DNA mitocondrial y su papel en la enfermedad y en el envejecimiento. En este contexto, ha demostrado que con la edad se van acumulando mutaciones puntuales en la región que controla la replicación del DNA mitocondrial.

El profesor Attardi es un científico de primera línea, que se ha movido siempre en las áreas más avanzadas de la medicina y biología molecular y que ha producido resultados de un extraordinario impacto científico. Sus logros aparecen en los libros de texto que utilizamos hoy en día para la enseñanza de la bioquímica y biología molecular. Es autor de más de 260 artículos de investigación en revistas de la mayor calidad. Es miembro de la National Academy of Science de Estados Unidos y de la European Molecular Biology Organization (EMBO). Ha sido galardonado con una serie de premios y distinciones, entre los que cabe destacar el Premio Internacional Feltrinelli de Medicina de la Accademia Nazionale dei Lincei (Italia); Premio Internacional de la Fundación de Canadá; Premio de la Fundación Passano; Premio por Logros Especiales en Nature Biotechnology and Biacore; Premio de la Fundación Ellison.

Desde 1979 ha mantenido una relación muy estrecha con el grupo que estudia la Biogénesis y Patología Mitocondrial en la Universidad de Zaragoza y con otros investigadores españoles hasta un total de 10.

El profesor Attardi está dedicado completamente a su trabajo en el laboratorio, es un científico puro en todos los sentidos, hace Ciencia y la transmite. Tiene, asimismo, una gran perspicacia en las cosas que hay que hacer, a pesar de la dificultad que puedan entrañar y una visión adelantada de por dónde va a ir la ciencia en los años siguientes. Actualmente, a sus 83 años, continúa como profesor y dedicado en cuerpo y alma a la investigación.

Autor semblanza
Julio Montoya Villarroya