J. Hillis Milleres “Catedrático Distinguido de Investigación” del Departamento de Literatura Inglesa y Comparada de la Universidad de California, en Irvine. Nacido el 5 de marzo de 1928 en Newport News, Virginia, está casado y tiene tres hijos y tres nietos.
El profesor Miller realizó sus estudios superiores en Oberlin College (B.A. Summa Cum Laude 1948) y las Universidades de Harvard (M.A. 1948; Ph.don 1952) y Yale (M.A. Privatim 1972). Su carrera docente universitaria comenzó en Harvard (1950-52). En 1953 se trasladó a la Universidad Johns Hopkins, donde desempeño varios puestos docentes y de gestión universitaria que culminaron en los nombramientos de catedrático de Inglés (1963-67) y catedrático de Estudios Ingleses y Humanísticos (1967-72). En 1972 obtuvo el puesto de catedrático de Inglés en la Universidad de Yale (1972-75). Esta fecha marca su colaboración con otros críticos y filósofos como Geoffrey Hartman, Harold Bloom y Paul de Man en la creación de un grupo de investigación conocido como “La Escuela de Yale”. Este grupo estaba fuertemente influido por los postulados de Jacques Derrida sobre filosofía del lenguaje, especialmente su análisis del concepto de “significado” en el pensamiento occidental y su estudio de los modos en que los significados son construidos por escritores, textos y lectores y entendidos por los lectores. Derrida sostiene que es imposible conocer todos los significados de las palabras porque sólo podemos definirlos o explicarlos utilizando otras palabras. Partiendo del concepto de diferencia de Saussure, el filósofo francés postula que los signos lingüísticos crean significados por medio de un juego de “diferencias” (différance) en el doble sentido de “diferenciar” y “diferir”, y que este doble juego revela una “apertura” o “carencia original” en el significado total que se rellena con un “suplemento” es decir, con un extra añadido a algo que ya está completo en sí mismo. En consecuencia, Derrida propone un método de análisis basado en la “deconstrucción” o desambiguación del texto a través de una lectura en profundidad, capaz de identificar los “trazos” que dejan los signos lingüísticos después de que se han explicado todos sus significados presentes. A partir de estos postulados, la Escuela de Yale desarrollará una de las líneas teóricas en el campo de los posestructuralismos más productivas y también más contestadas a ambos lados del Atlántico. La obra que culmina el trabajo de este equipo en la década de los setenta es una antología publicada junto con Derrida, por Harold Bloom, Paul de Man, Geoffrey Hartman y J. Hillis Miller titulada Deconstruction and Criticism (1979).
En la década de los ochenta varios miembros de la Escuela de Yale se trasladaron a la Universidad de California en Irvine, incluido el profesor J. Hillis Miller, quien dejará su Cátedra “Frederick W. Hilles” del Departamento de Literatura Inglesa y Comparada de la Universidad de Yale en 1986, para ocupar el puesto de “Catedrático Distinguido” (1986-2001) y después el de “Catedrático Distinguido de Investigación”, que sigue ocupando en la actualidad en la Universidad de California.
A lo largo de su extensa y prolífica carrera, el profesor Miller ha recibido numerosos premios y distinciones en universidades de todo el mundo y ha alcanzado el máximo reconocimiento internacional por su importante contribución al avance del conocimiento en los campos de la teoría crítica y la literatura anglo-norteamericana, sobre todo la literatura inglesa de los siglos XIX y XX. Entre los libros dedicados al análisis de textos literarios ingleses cabe destacar Poets of Reality: Six Twentieth-Century Writers (1965); The Form of Victorian Fiction, (1968; 2ª ed. rev. 1979). Thomas Hardy: Distance and Desire (1970); Fiction and Repetition: Seven English Novels (1982); Victorian Subjects (1990); Hawthorne and History (1991). Sus aportaciones en el campo de la teoría y la crítica literarias incluyen The Linguistic Moment (1985). The Ethics of Reading: Kant, de Man, Eliot, Trollope, James, and Benjamin (1986); Tropes, Parables, Performatives (1990); Theory Now and Then (1990); Ariadne’s Thread (1992); Topographies (1994). Reading Narrative (1998); Black Holes (con Manuel Asensi, 1999), Others (2001), Speech Acts in Literature (2002), On Literature (2002), Zero Plus One (2003). Literature as Conduct: Speech Acts in Henry James (2005). Julian Wolfreys ha editado recientemente una cuidada selección de sus ensayos más significativos en The J. Hillis Miller Reader (2005).
Muchos de estos libros y ensayos, que se consideran referentes inexcusables para la comunidad científica, han sido reeditados y traducidos a varios idiomas, incluido el español. Pero quizá el libro que ha tenido mayor impacto hasta el momento en la comunidad científica internacional sea The Ethics of Reading (1986). En este libro Miller responde a los ataques de críticos neo-humanistas como Walter Jackson Bate o Wayne C. Booth que ven en el relativismo cultural de los posestructuralismos un peligroso nihilismo crítico y consideran que la deconstrucción postula que el lector, profesor o crítico es libre de imponer arbitrariamente cualquier significado al texto objeto de análisis. Para estos críticos la teoría deconstructivista es inmoral por cuanto impide el uso que se ha hecho tradicionalmente del canon literario como receptor y transmisor de los valores morales de la cultura humanista. Miller responde a estos ataques definiendo el concepto de “lectura ética” como una lectura capaz de admitir la resistencia del texto a ser fijado por quien lo critica, y de establecer con él, y con las identidades en él articuladas, una relación creativa donde se revisen las fronteras entre el “yo” y el “otro” en un diálogo transformador para ambas partes. La función del crítico consistiría, por tanto, en mantener un diálogo constante y abierto con el texto, dejándose influir y transformar por él sin tratar de imponer interpretaciones determinadas por esquemas de conocimiento previos (agendas políticas, enfoques críticos, etc.). The Ethics of Reading defiende la capacidad de la deconstrucción para abordar la dimensión ética de los textos literarios y la relación entre literatura y ética en general, superando tanto la posición esencialista y universalista de la crítica humanista tradicional como el relativismo cultural postulado por algunas facciones radicales del pensamiento postmoderno.
Susana Onega Jaén