El honor se tributa a una persona como prueba del bien que hay en ella
Tomás de Aquino
05/12/1959

Jose Mª Bueno Monreal

José María Bueno Monreal
Fecha acuerdo: 
28/11/1957
Rector: 
Juan Cabrera Felipe
Padrinos: 

Carlos Sánchez del Río y Peguero

Semblanza: 

Cardenal Arzobispo de Sevilla. Nació en Zaragoza, el 11 de septiembre de 1904, y falleció en Pamplona (Navarra), el 20 de agosto de 1987. Cursó los primeros estudios eclesiásticos en el Seminario de Madrid, desde donde se trasladó a Roma para completar su formación. Allí obtuvo el doctorado en Teología en la Pontifica Universidad Gregoriana y los doctorados en Derecho Canónico y en Filosofía en el entonces Pontificio Ateneo Internacional Angelicum (hoy Pontificia Universidad de Santo Tomás).

Fue ordenado sacerdote en Roma, el 19 de marzo de 1927, por el Cardenal Merry del Val, en la capilla del Pontificio Colegio Español. A continuación regresó a Madrid e inició los estudios de Derecho en la entonces Universidad Central (hoy Complutense), examinándose del preparatorio en septiembre de 1927 y superando cinco asignaturas en junio de 1928. Por diversos motivos, en el verano de ese mismo año trasladó su expediente a la Universidad de Zaragoza, para continuar sus estudios como alumno libre, presentándose en las convocatorias de septiembre hasta terminar la carrera en 1930. Los primeros exámenes en la Facultad de Derecho cesaraugustana, ubicada en el antiguo edificio de la Plaza de la Magdalena, los realizó en septiembre de 1928. Allí coincidió casualmente con Jose María Escrivá de Balaguer, que en aquella época también vivía en Madrid, y de aquel encuentro surgió una relación de amistad que les acompañaría siempre.

Su condición de alumno libre de la Universidad de Zaragoza le permitió seguir residiendo en Madrid, donde ejercía su ministerio sacerdotal. Al comenzar la Guerra Civil se refugió en la Embajada de México hasta conseguir salir de España, vivió unos meses en Bélgica y regresó poco más tarde, desarrollando su labor pastoral en las diócesis de Zaragoza y Tarazona. Al terminar la contienda reanudó sus actividades en Madrid donde, dejando a salvo aquel forzoso paréntesis, transcurrió la primera etapa de su vida como sacerdote (1927-1945). Allí fue profesor del Seminario, fiscal del Tribunal eclesiástico y canónigo doctoral. También fue profesor en la Escuela de Periodismo de El Debate, la primera en crearse en España, en 1926, bajo el impulso de Ángel Herrera Oria; y profesor del Instituto Central de Cultura Religiosa Superior.

El 25 de noviembre de 1945 Pío XII le nombró Obispo de Jaca (Huesca). La consagración episcopal tuvo lugar el 19 de marzo de 1946, en Madrid, en la Catedral de San Isidro. La designación revistió cierta trascendencia porque en aquel momento existía el temor fundado de que se produjera una reorganización de las circunscripciones eclesiásticas y que alguna diócesis —como la de Jaca— fuera suprimida. Tomó posesión de la diócesis el 12 de abril. Entre los hechos más relevantes de su etapa jaquesa pueden mencionarse la llegada de la imagen peregrina de la Virgen de Fátima y la peregrinación de la diócesis a la Virgen del Pilar —ambas en 1948— y el impulso que dio a la recuperación de la actividad del monasterio de San Juan de la Peña.

El 13 de mayo de 1950 fue nombrado obispo de la diócesis de Vitoria (Álava), después de haberse segregado de ésta los territorios de Vizcaya y Guipúzcoa para erigir las diócesis de Bilbao y San Sebastián (Bula Quo commodius, de 2 de noviembre de 1949, ejecutada el 1 de julio de 1950). Los principales hechos durante los cuatro años que presidió la diócesis de Vitoria fueron la Coronación de la Virgen Blanca, patrona de la ciudad, la creación de la Escuela Superior de Estudios Teológicos en el Seminario y la Misión general de la ciudad en 1952.

El 27 de octubre de 1954 fue designado arzobispo y coadjutor con derecho de sucesión del cardenal Pedro Segura Sáez, arzobispo de Sevilla. El nombramiento le fue comunicado el 1 de noviembre de 1954. Más tarde llegó a recibir atribuciones de administrador apostólico sede plena. El 8 de abril de 1957 falleció el cardenal, y Bueno Monreal tomó posesión como arzobispo titular de Sevilla.

Al año siguiente, en el consistorio de 15 de diciembre de 1958, fue creado cardenal diácono del título de los Santos Vito, Modesto y Crescencia, por Juan XXIII. Participó en las cuatro etapas del Concilio Vaticano II (1962-1965) y en los cónclaves donde fueron elegidos Pablo VI (1963), Juan Pablo I (1978) y Juan Pablo II (1978).

El 12 de mayo de 1959 fue investido doctor honoris causa de la Universidad de Zaragoza por el Rector Magnífico, doctor Juan Cabrera y Felipe, a propuesta de la Facultad de Derecho (el acuerdo de su Junta se produjo el 3 de junio de 1957). Fue su padrino el entonces decano, doctor Carlos Sánchez del Río y Peguero.

Desde 1972 a 1978 fue vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, en la que a lo largo de su dilatada trayectoria presidió distintas comisiones: de Enseñanza, de Apostolado Social, de Asuntos Jurídicos y Económicos, Mixta de Obispos y Superiores Mayores de Religiosos y de Revisión de circunscripciones eclesiásticas.

Su pontificado en la archidiócesis hispalense se prolongó algo más de veinticinco años, en los que desarrolló una intensa actividad, que le granjeó el aprecio y el reconocimiento de todos, como lo acreditan las distinciones que recibió: Medalla de Oro de la Hiniesta (1962), Medalla de Oro de Sevilla (1963), Medalla de Oro del Gran Poder (1965), Cofrade Ejemplar y Medalla de Oro del Consejo de Cofradías y Hermandades (1980) etc. En 1964 presidió la coronación canónica de la Esperanza Macarena y en 1974 la de Nuestra Señora de la Hiniesta.

En junio de 1968 se celebró en Sevilla el VII Congreso Eucarístico Nacional. En 1969, bajo sus auspicios y dirección, constituyó con los obispos y superiores mayores religiosos de la provincia eclesiástica de Sevilla el Centro de Estudios Teológicos. A partir de 1970 impulsó las reuniones de los obispos del Sur de España, presidiendo una treintena de ellas. Con todo, el acontecimiento que puede considerarse el eje de su pontificado sevillano fue la celebración del Sínodo Hispalense. Lo convocó en enero de 1966, poco después de la clausura del concilio y culminó en junio de 1973, después de una larga fase preparatoria (de 1966 a 1970) y tres sesiones: en junio de 1970, noviembre de 1971 y mayo-junio de 1973.

Al cumplir los setenta y cinco años (1979) presentó su renuncia, que no fue aceptada por el Papa. En febrero de 1982 sufrió una trombosis en Roma, mientras realizaba la visita ad limina y su salud quedó muy deteriorada, siendo relevado de su cargo el 22 de mayo, aunque siguió residiendo en Sevilla.

Falleció en Pamplona, el 20 de agosto de 1987, a los ochenta y dos años de edad. Fue conducido a la capital navarra desde Ciordia, donde se encontraba pasando el verano. Sus restos mortales fueron trasladados a Sevilla, donde el 22 de agosto quedó instalada la capilla ardiente en el palacio arzobispal. Toda la ciudad le rindió homenaje. El día 24 se celebraron solemnemente los funerales y recibió sepultura en la Catedral, en la cripta de la Capilla de San José.

En cuanto a sus publicaciones, la mayor parte de ellas fueron de carácter pastoral: cartas, discursos, instrucciones, etc. No obstante, también escribió algunas obras jurídicas, durante su etapa madrileña, entre las que podemos destacar: Las relaciones entre la Iglesia y el Estado en los modernos concordatos, Madrid 1931; y Principios fundamentales de Derecho público de la Iglesia católica, Madrid 1945.

Autor semblanza: 

Javier Ferrer Ortiz