El honor se tributa a una persona como prueba del bien que hay en ella
Tomás de Aquino
25/05/1976

Benigno Lorenzo Velázquez

Benigno Lorenzo
Fecha acuerdo: 
20/03/1975
Rector: 
Narciso Murillo Ferrol
Padrinos: 

Francisco Marín Górriz

Semblanza: 

Sirvan estas breves palabras para recordar la vinculación con la Universidad de Zaragoza de quien fue una figura clave de la Farmacología española e iberoamericana del siglo XX, don Benigno Lorenzo Velázquez Villanueva.

Nacido en Ávila el 13 de febrero de 1901, cursó sus estudios de Medicina en la antigua Facultad de San Carlos, de Madrid, donde el profesor Teófilo Hernando, introductor de la Farmacología experimental en España tras su estancia en Estrasburgo con Oswald Schmiedeberg, supo despertar en él la vocación por esta disciplina, con la asignatura entonces llamada “Terapéutica, Materia Médica y Arte de recetar”. Tras concluir el estudio de la misma, opositó en 1921 al premio Benito Hernando de Terapéutica, que obtuvo, tras lo cual, llamado por don Teófilo Hernando, ganó la plaza de Alumno Interno Pensionado de Terapéutica, en 1922 y la desempeñó hasta 1926.

Continuó su formación en Königsberg, entonces en la Prusia alemana, con el profesor Félix Haffner, durante los años 1926 y 1927, gracias a una beca de la Junta de Ampliación de Estudios, lo que le permitió publicar en revistas alemanas de la especialidad.

En 1929 trabajó de médico rural en Pozo-Rubio de Santiago (Cuenca), como él decía “de médico de aldea”, experiencia que nunca olvidó. En diciembre de ese año, obtuvo la Cátedra de Terapéutica de Zaragoza, donde, a partir de 1930, con la creación de un pequeño laboratorio de Farmacología experimental, inició una labor de captación de vocaciones y formación de discípulos, futuros catedráticos de Farmacología en varias universidades españolas, que desarrollaron las nuevas tendencias experimentales de la disciplina y contribuyeron a hacer de ella el soporte científico de la Terapéutica. Estos discípulos fueron: Mariano Mateo Tinao, padre y maestro del que esto escribe, catedrático de Farmacología y Terapéutica General de la Facultad de Medicina de Zaragoza, entre 1944 y 1981; Armijo Valenzuela, García de Jalón, Bayo y Bayo, Sanz Sánchez y Elio Membrado. En Zaragoza estudiaron la farmacología de la liberación de la histamina, de la circulación y la respiración, de los antitérmico-analgésicos, el mecanismo de acción de los anestésicos, etc.

En 1941 accedió a la cátedra, igualmente denominada, en la Facultad de Medicina de Madrid, donde continuó formando otras generaciones de futuros catedráticos, como Sánchez García, Velasco Martín, Lorenzo Fernández, Martínez Sierra, Moreno González y García García. A lo largo de su permanencia en esa Facultad fueron innumerables los discípulos que han perpetuado sus enseñanzas, haciendo avanzar la Farmacología española hasta los niveles actuales, en primera línea de investigación internacional. Fueron también discípulos suyos profesores de universidades sudamericanas, como Fernando V. de Carvalho, de la Universidad de San Pablo, en Brasil, y Matías Martínez, de la Universidad de El Salvador, de Buenos Aires, lo que da idea de la proyección de su magisterio.

Jubilado en 1971, su figura llenó 50 años de la Farmacología española e iberoamericana, como da fe su ingente producción científica y docente. Botón de muestra excepcional fue su libro, aún llamado el “Velázquez”, que con el título Terapéutica con sus fundamentos de Farmacología experimental, cuya primera edición, que data de 1930, mereció el premio Rubio, otorgado por la Real Academia Nacional de Medicina de Madrid a la mejor obra de medicina publicada en España, dada la aceptación entre alumnos y médicos, fue libro de referencia de Farmacología en España, Portugal y países iberoamericanos durante años, habiendo alcanzado en la actualidad la decimoséptima edición, con la colaboración de sus discípulos a partir de la undécima.

Otra obra fundamental de su autoría fue el Formulario con sus fundamentos de Terapéutica.

Amplió su labor docente instituyendo en Madrid las Jornadas Extrauniversitarias de la Facultad de Medicina, celebradas entre profesores universitarios y médicos rurales, precursoras de lo que luego se llamó “formación continuada” en Medicina.

Fundó las revistas Farmacoterapia actual, Archivos del Instituto de Farmacología experimental y Archivos de la Facultad de Medicina de Madrid.

La importancia de su labor fue reconocida de diversas formas. En efecto, fue decano honorario de la Facultad de Medicina Complutense, tras haberse distinguido como decano de la misma, consiguiendo ayudas económicas con inventiva y tesón inigualados. Fue académico de número de la Real Academia Nacional de Medicina de Madrid y presidente de la misma. También fue nombrado Académico Correspondiente u Honorario de las academias de París, Roma, Buenos Aires, Santiago de Chile, Río de Janeiro y Caracas. Le fueron concedidas la Gran Cruz de la Orden Civil de Sanidad, la Gran Cruz del Mérito Aeronáutico, la Medalla de Oro de la Cruz Roja, la Medalla de Oro de Ávila, su ciudad natal, de la que también fue Hijo Predilecto y en la que se le dedicó una calle con su nombre. Fue miembro del Comité de Expertos de la OMS, Colegiado de Honor de Zaragoza, Ávila y Madrid, etc.

En Zaragoza fue reiterada y especialmente distinguido, pues en 1955, coincidiendo con el vigésimo quinto curso de su permanencia en la cátedra, la Facultad de Medicina organizó una serie de actos académicos, por quienes fueron aquí sus discípulos, por entonces ya catedráticos, a la par que el Ayuntamiento de Zaragoza le concedió la Medalla de Oro de la Ciudad.

Por fin, en 1976, la Universidad de Zaragoza le concede el grado de doctor honoris causa.

Con lo anterior, demostrada queda la importancia que su paso tuvo por nuestra Facultad de Medicina y, a través de la Complutense de Madrid, en la Farmacología española.

Autor semblanza: 

Mariano Mateo Arrizabalaga